lunes, 1 de noviembre de 2010

¡Día inolvidable para Montesión!


Cuando se disparan las conversaciones en torno al nuevo giro que en la política sobre salidas extraordinarias puede tomar la era Asenjo, ayer se confirmó que, cuando éstas se justifican, merece la pena el esfuerzo.
La fachada de la capilla del Rosario amanecía como un retablo de azulejo, flores y telas que anunciaban lo que iba a ocurrir en pocas horas. Durante todo el día se llevó la hermandad mirando al cielo, pendiente que la víspera de Todos los Santos respetara a la emperatriz de la calle Feria.

Con el rumbo fijado en la Macarena salió la Virgen del Rosario con el acompañamiento de la Banda Municipal de la Puebla del Río que volvió a demostrar por qué es una de las grandes. Un repertorio exquisito, valiente, que mezclaba marchas del más puro aire macareno con otras venidas del otro lado del río.
La hermandad se vio muy acompañada, no sólo por los fieles, también por un largo reguero de representaciones entre las que estaban las hermandades de la collación, las del Jueves Santo o la Estrella, con quienes comparten estrechos lazos. Además, hacía años que no se veía la presidencia de un dominico delante de la Virgen del Rosario, algo que ocurrió ayer.
Emocionante fue el paso de la corporación por los alrededores de la Parroquia de Ominum Sanctorumy en unas calles colapsadas hasta que llegó a la Basílica de la Macarena. Hasta entonces, se sucedieron petaladas y salves y otros cánticos desde diversos balcones.
A su llegada a la Macarena, la Virgen paró en el atrio con la marcha Pasa la Macarena y, posteriormente, entró en el templo con el aplauso de los presentes. Fue el punto álgido de una noche inolvidable para la que han merecido la pena esperar 450 años.

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